
Tras separarse, Anna y Russ intentan manejar la custodia de su perro Merv, quien ha perdido su ánimo por completo. Buscando ayudarlo, Russ lo lleva a Florida para una escapada, pero la tranquilidad se rompe cuando Anna llega inesperadamente. Mientras Merv vuelve a encontrarse a sí mismo, ambos empiezan a ver que la solución quizá no solo era para él.